Indudablemente tiene bastante antigüedad ya que sería algo a manera de reproducción del lanzamiento de disco, practicado entre los antiguos griegos y una de sus pruebas olímpicas, así como de las modernas olimpiadas. Sabido es que tales juegos eran competencias de gran prestigio entre los helenos, que sentían admiración y respecto hacia fuerza y habilidad físicas. Estos juegos, con tal carácter, empezaron en la ciudad griega de Olimpia el año 776 antes de Cristo y continúan hasta nuestros días con el nombre de olimpiadas, por el de aquella población donde se iniciaron. Los primeros incluían pruebas como las carreras de carros de combate, arrastrados por una cuadriga (cuatro caballos), y a veces por dos (biga); lanzamientos de jabalina y disco, luchas cuerpo a cuerpo y carreras pedestres.
Los romanos herederos de la cultura griega, continuaron pruebas deportivas de este tipo, desde donde se extendieron a Europa y luego a casi todo el mundo. Así se extendió el juego de la rayuela, que los españoles transportaron a América, donde se hizo común entre los menores, aunque era jugado por los soldados de Roma.
Para jugar a la rayuela existían dos modalidades: una para los chicos y otra para las chicas. Los muchachos utilizaban un tejo circular, hecho de algún pedazo de tiesto. El juego consistía en lanzar el tejo o rayuela desde cierta distancia, marcada por una línea, hacia otra establecida a unos tres metros (la distancia era variable), tratando de que el disco quedara lo más cerca posible de ésta para establecer al ganador; sí había empate, se lo desempataba con un nuevo lanzamiento. Otras veces en lugar de tejo se usaba moneda, hablándose entonces de "jugar a la fina".
Las chicas tenían otro sistema, consistente en marcar varias cuadrículas en un conjunto llamado "mundo". A estos espacios o cuadrículas se lanzaba la rayuela y luego la jugadora la recorría saltando sobre un pie. Aún lo vemos en algunas partes.
Foto gobernacion de Santa Cruz |
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